Diciembre es un mes mágico que a la
mayoría nos pone alegres, lo aprovechamos para recordar momentos memorables y
para reunirnos con los amigos y la familia. En México celebramos las famosas “Posadas”,
reuniones pre-navideñas en las que nos remontamos al viaje de la Sagrada
Familia desde Galilea hasta Belén en un representativo cántico que nos agrupa a
los asistentes entre peregrinos y posaderos.
Las Posadas son una mezcla de lo pagano
con lo religioso. Los aztecas celebraban el nacimiento de
Huitzilopochtli precisamente en el solsticio de invierno (época de la llamada
Navidad); celebración que aprovecharon los frailes agustinos para evangelizar e
infundir en los indígenas la nueva religión, adecuando una a la otra.
Estas fiestas se crearon desde que el fraile Diego de Soria
solicitó autorización al Papa para celebrar nueve Misas en los días anteriores
al nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo como el verdadero sol y luz del mundo.
Es por ello que oficialmente inician el día
16 y terminan el 24 de diciembre.
Hoy en día, las personas que aún mantienen viva la tradición de las
posadas, organizan una gran fiesta en la que comen tamales con ponche caliente,
rompen la piñata y cantan animadamente pidiendo alojamiento simbólico en nombre de Maria y José para el nacimiento del niño Jesús. Y tú, ¿estás listo para dar alojamiento a los peregrinos?
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